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Claves para entender lo que pasa con la peste porcina africana en España

Filipinas se convirtió en el país más reciente en imponer restricciones a las importaciones de cerdos vivos y productos derivados procedentes de España. La decisión se debe al brote de peste porcina africana (PPA), identificado en territorio español a finales del mes pasado, que ha provocado la suspensión —total o parcial— de las exportaciones hacia diversos mercados, incluidos México y varias naciones de Latinoamérica, lo que representa un golpe significativo para el principal exportador porcino de Europa.

El pasado 28 de noviembre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirmó un brote de PPA tras detectar la enfermedad en dos jabalíes silvestres muertos cerca de la Universidad Autónoma de Barcelona, al norte de la capital catalana. Estos casos fueron los primeros registrados en España desde 1994.

Desde entonces, las autoridades han reportado 13 casos adicionales en fauna silvestre dentro de un radio de 6 kilómetros respecto al foco inicial. Aunque aseguran que el brote no ha superado ese perímetro, la situación ha generado preocupación internacional y ha provocado la suspensión o restricción de acuerdos comerciales que amenazan a una de las actividades económicas más relevantes para España.


peste porcina africana

México y otros países suspendieron importaciones de carne de cerdo de España tras detectarse peste porcina africana en jabalíes silvestres. El brote golpea al mayor productor porcino de la Unión Europea.


¿Qué es la peste porcina africana que afecta a España?

La PPA es una enfermedad altamente contagiosa que afecta únicamente a cerdos y jabalíes. Entre sus síntomas más severos se encuentran fiebre elevada y hemorragias internas, y puede causar la muerte en un lapso aproximado de una semana. Aunque no representa un riesgo para otras especies, su elevada capacidad de propagación y la falta de una vacuna eficaz la convierten en una amenaza grave para la industria porcina.

Como su nombre indica, el virus fue identificado por primera vez en África a comienzos del siglo XX, cuando cerdos domésticos entraron en contacto con jabalíes en la región oriental del continente. En la década de 1950, la enfermedad llegó a Europa.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria detalla que, entre 1995 y 2006, la presencia del virus en territorio europeo se limitó a la isla italiana de Cerdeña. Sin embargo, en 2007 se confirmaron brotes en Georgia, lo que facilitó su expansión hacia países vecinos de la Unión Europea a través de la infección de cerdos domésticos y jabalíes silvestres.

En 2014 se notificaron los primeros focos dentro del bloque comunitario, afectando a jabalíes de los Estados bálticos y Polonia. Desde entonces, la enfermedad se ha extendido por distintas zonas de Europa.

La PPA suele transmitirse por contacto directo con animales o superficies contaminadas, por el consumo de alimentos infectados y mediante las mordeduras de garrapatas portadoras del virus. No es zoonótica, es decir, no infecta a los seres humanos. Hasta ahora no existe evidencia de contagio en personas.

Por ello, el principal riesgo recae en la producción porcina: un brote puede implicar el sacrificio masivo de animales, fuertes pérdidas económicas, restricciones comerciales y medidas sanitarias estrictas para frenar su propagación.

¿Cómo resurgió la PPA en España?

Hasta ahora no se ha determinado el origen del brote en España. No obstante, la semana pasada el Ministerio de Defensa planteó cuatro hipótesis, entre ellas la migración natural de jabalíes y la importación ilegal con fines cinegéticos. Dos teorías se consideran especialmente plausibles:

  • Teoría del bocadillo. Se plantea que el virus pudo introducirse a través de restos de alimentos porcinos contaminados abandonados en áreas de descanso de autopistas cercanas al foco, principalmente en zonas de servicio de la autopista AP-7 próximas a Bellaterra y Collserola. Estos desechos habrían sido consumidos por jabalíes silvestres, provocando la infección.
  • Transporte accidental. Dado que el virus es altamente resistente, existe la posibilidad de que fuera transportado en el fango adherido a ruedas o partes bajas de vehículos provenientes de zonas con presencia de la enfermedad. Ese barro pudo haber entrado en contacto con alimentos ingeridos por jabalíes o con superficies donde estos animales se frotan.