Uncategorized

China es la reina de los smartphones de última generación. Punto.

Es fácil olvidar que, antes de su inclusión en la lista negra, Huawei había alcanzado el segundo puesto en envíos mundiales de smartphones, solo superada por Samsung en el cuarto trimestre de 2019, según la firma Canalys. Ese ascenso estratosférico no fue barato ni se produjo de la noche a la mañana, pero superó en innovación a su competencia, especialmente en tecnología de cámaras, y las ventas le llovieron. Su regreso también ha contado con un fuerte respaldo gubernamental, según The Wall Street Journal, lo que demuestra hasta qué punto China está dispuesta a impulsar a sus marcas para que triunfen sin el apoyo de Estados Unidos.



¿Huawei es demasiado duro como para quebrarlo?

Está relacionado con lo que el economista del MIT David Autor llama un próximo “China Shock 2.0”. El primer “choque de China” fue la diezmación de la manufactura estadounidense en favor de la producción china de bajo costo. En el segundo, el país asiático podría volver a imponerse, esta vez en la producción de tecnologías más avanzadas: desde semiconductores y tecnología para vehículos eléctricos, hasta inteligencia artificial, computación cuántica y energía de fusión, según Autor.

Esto ya está ocurriendo, y las acciones de EE UU contra Huawei no han hecho más que acelerar estos esfuerzos, empujando a las marcas chinas de teléfonos a trabajar cada vez más estrechamente, e incluso en exclusiva, con los fabricantes detrás de los componentes clave: los fabricantes chinos de hardware. “Huawei y Honor fueron pioneros en trabajar activamente con actores del ecosistema local en China, como BOE, Chinastar y Visionox, para lanzar dispositivos multifunción innovadores, más delgados y ligeros”, afirma Shah.

El fabricante chino de pantallas BOE es una de las razones por las que los plegables del país ya no tienen que jugar un papel secundario frente a Samsung, que cuenta con su propia división de pantallas: Samsung Display. Según algunos parámetros, BOE es ya el mayor fabricante de pantallas del mundo. Incluso va camino de fabricar la mayoría de los paneles de la línea MacBook de Apple en 2025. Y, al igual que Samsung Display, también es pionera. Lo preocupante, para quienes advierten sobre un posible dominio global de China en diversos sectores, es que el país está consiguiendo más de estos pioneros con el paso del tiempo.

¿Su próximo objetivo? Ganar la carrera por la supremacía en semiconductores. Según un estudio de la consultora Yole Group, China continental va camino de superar a Taiwán como el principal productor de chips en 2030. Mientras tanto, EE UU y la Unión Europea se encuentran relativamente a la deriva, y la Ley CHIPS estadounidense, destinada a reducir la dependencia de países extranjero, se ve amenazada por la posible reelección de Donald Trump. Está por ver si los aranceles ofrecen una alternativa viable, pero desde fuera parece una lucha en la que nadie gana, y menos el consumidor.

Mientras esperamos el desenlace, el control de China sobre sus cadenas de suministro es cada vez más firme, y su capacidad para impulsar la innovación en mercados emergentes, como lo fueron en su día los vehículos eléctricos, sigue creciendo. Cuando Apple lance por fin su largamente rumoreado smartphone plegable y saque a este mercado de la marginalidad para legitimarlo en Occidente, las marcas chinas ya estarán listas… y esperando.

Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.