

Ya no es un temor, sino una certeza: la transformación del trabajo provocada por la inteligencia artificial ya ha comenzado. Y está golpeando exactamente donde solía haber más estabilidad: en los puestos administrativos. Los datos de Estados Unidos hablan por sí solos: según la ASF (American Staffing Association) , en 2024, el 40% de los candidatos a puestos administrativos no consiguió una entrevista, mientras que la contratación para puestos con salarios superiores a 96,000 dólares alcanzó el nivel más bajo desde 2013.
No se trata solo de una crisis de empleo temporal, sino del comienzo de una transformación que ve cómo la inteligencia artificial redefine por completo el mundo del trabajo administrativo. Y aunque la IA no es el único factor en juego, su impacto empieza a notarse en áreas como las finanzas, la consultoría, el marketing y el análisis de datos. Y no lo dicen solo los habituales “apocalípticos de la IA”, sino los propios CEO que dirigen las empresas más influyentes del mundo.
Los CEO confiesan
Mientras que hasta hace unos meses la narrativa dominante era la de la cautela diplomática (se decía que la IA no destruiría puestos de trabajo, sino que los transformaría, creando nuevas oportunidades), ahora muchos ejecutivos han dejado de esconderse tras frases tranquilizadoras y empiezan a hacer predicciones explícitas. Un reciente artículo del Wall Street Journal recogía este cambio con un titular directo: “Los directores ejecutivos empiezan a decir en voz alta que la inteligencia artificial acabará con los puestos de trabajo“. Entre los más contundentes se encuentra Jim Farley, CEO de Ford Motor, que declaró sin tapujos en el Festival de Ideas de Aspen hace unos días: “La inteligencia artificial sustituirá literalmente a la mitad de todos los trabajadores de cuello blanco de Estados Unidos“.
Hasta ahora, muy pocos líderes empresariales habían reconocido públicamente el impacto potencial de la IA en el empleo. Una de las pocas excepciones es Marianne Lake, CEO de la división de banca de consumo y comunitaria de JPMorgan Chase. En mayo, dejó claro a los inversionistas que la plantilla operativa podría reducirse un 10% en los próximos tres a cinco años debido a la introducción de tecnologías de IA. Para un banco con más de 280,000 empleados, eso supondría al menos 28,000 puestos de trabajo menos.
Incluso Andy Jassy, CEO de Amazon, ya ha levantado la mano. En un memorando interno, ya en 2024 , predijo una reducción de la plantilla en los próximos años como consecuencia de la adopción de la inteligencia artificial. Sin citar cifras precisas, es fácil adivinar las proporciones: con 1.5 millones de empleados en todo el mundo, incluso un recorte del 5% supondría unos 75,000 puestos de trabajo menos.
La alarma (fundada) de los creadores de IA
Las predicciones más drásticas proceden de quienes desarrollan la inteligencia artificial. Dario Amodei, CEO de la startup Anthropic (entre los principales competidores de OpenAI), declaró en una entrevista con Axios que la mitad de los empleos de nivel básico podrían desaparecer en un plazo de uno a cinco años. Calculó una posible tasa de desempleo en EE UU de entre el 10% y el 20%, e instó a políticos y directivos a dejar de “eludir la cuestión”.
Sus palabras encuentran eco en un estudio publicado recientemente por Goldman Sachs, “The Potentially Large Effects of Artificial Intelligence on Economic Growth” (Los efectos potencialmente grandes de la inteligencia artificial en el crecimiento económico), en el que se especula que la IA podría sustituir hasta el 25% de los puestos de trabajo existentes, poniendo en peligro unos 300 millones de empleos a tiempo completo a escala mundial. Según el informe, el 63% de los empleos actuales podrían automatizarse parcialmente, mientras que solo el 30% de las ocupaciones no se verían afectadas en absoluto.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Mauricio Serfatty Godoy.