
De vuelta a Shanghái, los éxitos siguieron llegando. El Nio ET7 promete 620 millas de autonomía con una batería mayor que la de un Rolls-Royce Spectre. El SUV Huawei AITO M9 cuenta con una pantalla de proyección para entretener a los pasajeros de la segunda y tercera filas. El Chery iCar C23, un pequeño todoterreno eléctrico con los ángulos de aproximación y salida de una cabra montesa, tiene un precio equivalente a 13,000 dólares (y llegará al Reino Unido en 2026, para regocijo de los fans del Suzuki Jimny).
Dirigido al mercado australiano por menos de 30,000 dólares, el Deepal E07 dio al Tesla Cybertruck una lección de practicidad, con la capacidad de transformar su espacio de carga del interior de un SUV a la cama abierta de un camión.
En la cresta de la ola
Y no solo hubo vehículos eléctricos. Los coches de gasolina compartieron espacio con todo tipo de híbridos, vehículos eléctricos de autonomía extendida que utilizan el motor como generador e incluso camiones de la vieja escuela con cambio de marchas y motores turbodiésel dispuestos a conquistar los mercados emergentes con precios bajísimos.
En el otro extremo del mercado, Hongqi mostró vehículos con gruesas alfombrillas, ilustraciones en el salpicadero y una personalización sin límites normalmente reservada a Rolls-Royce. Su minibús de lujo Guoyue se inspira incluso en el techo interior de Rolls, lleno de estrellas LED parpadeantes.
Pero centrarse en lo que China sigue metiendo en la fotocopiadora no viene al caso. Se trata de una industria automovilística que, tras un importante apoyo gubernamental, está en auge como ninguna otra. Y, lo que es más preocupante, es una industria que ya no se contenta con servir a su enorme mercado.
Las marcas chinas ya se están abriendo camino en Australia y Europa. En mayo, se informó de que, por primera vez, BYD vendió más coches en el continente que Tesla en el mes anterior. BYD no entró en Europa hasta 2020, y esperó dos años antes incluso de expandirse más allá de Noruega y los Países Bajos.
El crecimiento de Tesla a principios de esta década fue igualmente asombroso, pero desde Estados Unidos no ha habido ningún acto de seguimiento. Faraday Future fue un fracaso, Slate Auto es divertida pero de nicho. Lucid y Rivian, con una hemorragia de efectivo, aún no han tocado las costas extranjeras y, mientras tanto, detrás de BYD acaba de bajar la marea y está a punto de producirse un tsunami.
Artículo publicado originalmente en WIRED.com, traducido y adaptado por Fernanda Toral.