Nada es tan engañoso como el branding, especialmente cuando se trata de un mercado tan sensible como el del streaming actual. Así lo demuestra la historia de HBO Max, la gran plataforma que reúne los contenidos de entretenimiento de Warner Bros. En los últimos años, la marca ha experimentado cambios importantes, además de convertirse en objeto de burlas por las decisiones inconsistentes de su dirección. Decisiones que pueden parecer meramente superficiales y contradictorias, pero que si se examinan más de cerca, muestran cómo todo el sector audiovisual internacional se encuentra en un estado de fragilidad.
Reconstruyamos su cronología
En 2020, WarnerMedia, la gigante estadounidense que agrupaba las películas de Warner Bros., las propiedades de DC Comics, así como HBO, CNN, Cartoon Network y muchas otras marcas, decidió lanzar su propia plataforma de streaming, al igual que otros competidores del mercado. Nació así HBO Max, un movimiento que puso en entredicho la reputación y la calidad universalmente reconocidas de la programación de HBO, hogar de dramas de prestigio como Game of Thrones (Juego de Tronos), y generó cierta confusión con otros servicios entonces activos como HBO Now y HBO Go.
Tras la fusión de WarnerMedia con Discovery en 2022, que trajo consigo sus documentales, su entretenimiento factual y el deporte de Eurosport, además de contar ya con su propio servicio de streaming, Discovery+, el mismo servicio pasó a llamarse Max, subrayando la variedad de contenidos, no solo relacionados con las series de HBO, sino también con una oferta más diversa. En febrero de 2025 se produjo un primer acercamiento a la propia HBO mediante una nueva paleta de logotipos: tras el morado de los primeros tiempos, que luego se tornó azul, se volvió al gris cromo que siempre ha caracterizado la programación por cable de HBO.
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