Los aranceles del presidente Donald Trump a las importaciones chinas han provocado que millones de fabricantes, minoristas y pequeñas empresas a ambos lados del Pacífico se apresuren a hacer frente a un repentino y severo aumento de costos. Después de que Pekín respondiera con sus propias medidas de represalia, la Casa Blanca anunció que una amplia gama de productos fabricados en China, desde juguetes hasta productos electrónicos, enfrentará una tasa arancelaria efectiva del 145%, un fuerte salto desde la cifra del 34% que Trump había referido inicialmente la semana pasada.
Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas que se avecinan, China no da tregua ni agacha la cabeza ante Trump. Al contrario, el gobierno asiático parece más desafiante que nunca, especialmente después de que algunas narrativas políticas sobre la fortaleza manufacturera del país hayan empezado a cambiar en los últimos años. En realidad, a largo plazo, una escalada en la batalla con EE UU podría convertirse en una oportunidad para que China aproveche su creciente poder blando.
“Si EE UU está decidido a librar una guerra arancelaria y comercial, la respuesta de China continuará hasta el final”, afirmó Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Washington DC, en declaraciones a WIRED.
China impondrá aranceles del 34% a importaciones de EE UU desde el 10 de abril, en respuesta a medidas similares anunciadas por Donald Trump. La medida amenaza con alterar las cadenas globales de suministro y aumentar la tensión geopolítica.
Ante la guerra, mostrar la mejor cara
Anteriormente, EE UU citaba el “cruel historial de China en materia de derechos humanos” y el “robo de propiedad intelectual nacional” como justificaciones para sus medidas comerciales punitivas. Pero China ha desarrollado sus propias marcas tecnológicas globales, alberga una startup líder en inteligencia artificial y ha abierto más sucursales de la tienda de bebidas domésticas Mixue que locales de Starbucks o McDonald’s en todo el mundo. Mientras tanto, los supuestos abusos a los derechos humanos por parte de la administración Trump están alarmando a grupos de libertades civiles y observadores internacionales.
“Se trata de una interesante confluencia de acontecimientos, en la que se da esta victoria del poder blando por parte de China, combinada con una abdicación total del poder blando por parte de Estados Unidos”, señala Kevin Xu, fundador del fondo de cobertura tecnológico Interconnected Capital y exfuncionario de la Casa Blanca bajo la presidencia de Obama.
Muchos ciudadanos chinos parecen satisfechos de que sus líderes den la cara frente a EE UU, aunque las encuestas públicas en el país suelen ser escasas y poco fiables. A medida que los aranceles de Trump entraban en vigor, el gobierno chino parecía censurar hashtags que mencionaban detalles específicos de las medidas, como “#tasaarancelaria104”, pero permitía la circulación de otros centrados en burlarse de EE UU. “Estados Unidos está librando una guerra comercial mientras pide huevos”, rezaba un hashtag especialmente popular, acuñado por la radiotelevisión estatal china.
“¡Apoyamos a nuestro país para que se mantenga firme hasta el final! No tememos las dificultades temporales, lo que tememos es la cobardía eterna”, afirma el propietario de una fábrica de árboles de Navidad artificiales en China, quien pidió permanecer en el anonimato debido a los riesgos de hablar con medios de comunicación extranjeros. El empresario compartió con WIRED que los aranceles ya están teniendo impactos negativos en su industria, y que espera que la competencia en mercados no estadounidenses, como América del Sur y Rusia, sea intensa el próximo año: “Pase lo que pase, lo superaremos”.
Los inversores temen una posible recesión en Estados Unidos y otras economías debido a los amplios aranceles impuestos por el Gobierno de Trump.
Los problemas de fabricar todo en EE UU
Los funcionarios de la administración Trump han promovido los aranceles como una forma de impulsar la fabricación estadounidense y crear más empleos bien remunerados. Pero los propietarios de pequeñas empresas estadounidenses pintan una imagen muy distinta en TikTok. En un video, la fundadora de una marca de accesorios para el cabello de moda pone los ojos en blanco y explica que los productos de su compañía “literalmente no se pueden fabricar aquí”. En otro, el director ejecutivo de una empresa de calzado afirma de forma similar que China “es simplemente el único lugar donde podría fabricar”. El dueño de una empresa que fabrica quioscos de auto-facturación se lamenta de lo difícil que ha sido trabajar con proveedores estadounidenses en comparación con los chinos. “Los estadounidenses son unos bebés y es difícil trabajar con ellos”, expresó en un clip.
Por su parte, la dueña de una marca de ropa con sede en Londres adoptó un tono más conmovedor al subir una serie de fotos posando con los trabajadores de la confección chinos, al ritmo de la canción Look After You, de The Fray. El texto superpuesto decía: “Nuestras victorias también son sus victorias”. El post en TikTok recibió más de 55,000 “me gusta”, un indicio de cómo ha evolucionado la actitud hacia China en comparación con el pasado, cuando las fábricas del país se asociaban con productos baratos y de baja calidad.
