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El mundo respira aires de recesión por la guerra comercial

Estados Unidos podría ser el primero en resentirlo: se anticipa una caída de entre 1 y 2 puntos porcentuales en su economía y un alza de la inflación, lo que aumentaría el riesgo de recesión. Sin embargo, Aguilar alerta que “Con las decisiones comerciales de Estados Unidos, la probabilidad de recesión se aceleró en todo el mundo. Todas las economías padecen una serie de debilidades previas que se han generado por una desaceleración económica vinculada a diversos factores. No habrá país que pueda evitar un freno en su economía”.

En el caso de México, cuya economía ya mostraba señales de enfriamiento tras un crecimiento del 3.2% en 2024, se prevé una expansión de apenas 1.4% en 2025. Este descenso, sumado a la incertidumbre política y las reformas judiciales, ha frenado la inversión. Con las nuevas tarifas, “es muy probable que México entre en recesión técnica durante el primer trimestre”, concluye Aguilar.


Los gráficos que muestran los "aranceles recíprocos" que Estados Unidos está cobrando a otros países se muestran en la Sala de Prensa James Brady de la Casa Blanca el 2 de abril de 2025 en Washington, D.C.

La nueva estrategia comercial de Estados Unidos golpea a la economía mundial con aranceles a todos los productos que alcanzan el 20% para Europa e incluso el 54% para China.


¿Por qué Trump impuso tantos aranceles?

Uno de los principales objetivos de Trump es cumplir con su eslogan de campaña ‘Make America Great Again’, con nuevas inversiones, el impulso del sector manufacturero y la reintroducción de diversas compañías que, actualmente, producen fuera de Estados Unidos.

“El presidente estima que, desde 1997, entre 90,000 y 100,000 empresas trasladaron su producción al extranjero. Esta migración tuvo una lógica de mercado: producir en países con menores costos para ofrecer precios más competitivos a los consumidores estadounidenses”, explica Aguilar. Sin embargo, esta deslocalización provocó la pérdida de unos 6.6 millones de empleos, lo que redujo la productividad interna, frenó el dinamismo económico y afectó el consumo nacional.

Pese a todo, Estados Unidos continúa siendo la economía más grande y su alto nivel de consumo lo convierte en un mercado atractivo por exportadores a nivel global. “Todo el mundo quiere vender a Estados Unidos debido a que tres cuartas partes de su economía depende del gasto de los consumidores. Bajo esa lógica, [la administración de Trump] dice: ‘recibimos mucho y cuando exportamos lo poco que producimos a otros países nos cobran demasiados impuestos, entonces queremos equilibrar esta balanza’”, añade el economista.

El planteamiento se ha traducido en una estrategia comercial que pretende reducir los gastos y aumentar los ingresos. Los aranceles, especialmente los recíprocos, son la pieza central. “La intención de Trump es cobrar impuestos a las importaciones de ciertos países para crear un fondo que permita reducir el déficit fiscal. Una vez estabilizadas las cuentas públicas, podrá aplicar la baja de impuestos que ha prometido a empresas y familias para compensar así el alza de precios que generarán los propios aranceles”, explica Aguilar.

Nadie está exento

Las medidas afectan prácticamente a todo el mundo, incluidos México y Canadá, a pesar del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Aguilar advierte que ambos países aún corren el riesgo de enfrentar un arancel recíproco del 12% si no cumplen con las exigencias estadounidenses en temas de migración y tráfico de fentanilo.

“Es cierto que ni México ni Canadá figuran en la lista de países con aranceles recíprocos debido a su membresía en el tratado, pero siguen sujetos a los gravámenes previamente anunciados”, aclara. Entre ellos se incluyen los impuestos al aluminio y al acero, así como un arancel del 25% sobre automóviles y autopartes, aplicado únicamente sobre componentes no estadounidenses.