
El presidente Donald Trump suma un nuevo impuesto del 25% al aluminio y al acero importados, independientemente del país de origen. A primera vista, la medida arancelaria no es tan diferente a la impuesta en su primer mandato; en 2018, anunció un aumento del 25% al acero, y otro 10% sobre el aluminio importado.
También acordó exenciones libres de aranceles con países como Canadá, México y países de la Unión Europea, pero parece que estas quedarán fueran de la mesa cuando comiencen los nuevos aranceles en marzo. “Sin exenciones, sin excepciones”, comentó Trump.
Impacto en la electrónica de consumo
El aluminio se utiliza en la carcasa de teléfonos de gama alta como el Galaxy S25 de Samsung y el iPhone 16 de Apple. La línea Pro del iPhone utilizó acero inoxidable durante años, y aunque cambió al titanio para el iPhone 15 Pro, los rumores apuntan a que el fabricante regresará al aluminio de forma generalizada a partir de septiembre. La pregunta obligada: ¿nos afectarán los aranceles a los compradores de smartphones metálicos?
No es tan sencillo. Los aranceles estadounidenses sobre el aluminio y el acero afectan a las materias primas, no a los productos acabados ni a los componentes procesados, es bien sabido que casi ningún teléfono Samsung o Apple se fabrica o ensambla en EE UU, no obstante, Trump podría influir en esto. “Los productos entran como productos acabados, así que no importa”, comenta Neil Shah, vicepresidente de investigación de Counterpoint Research y especialista en la cadena de suministro tecnológica.
“Desde 2013, parte del ensamblaje de las MacBook Pro ocurre en Texas, pero esos componentes también son con mecanizado terminado y no en bruto, por lo que no hay tanto impacto en los precios”, agrega Shah. Entonces, si estás planeando comprar un nuevo iPhone, ¿existirá algún impacto real en el precio? Según nuestro análisis sobre la cadena de suministro de Apple, de las 13 empresas de procesamiento y extracción de metales que aparecen en la lista, ocho operan principalmente en China. Dos están Japón, una en Taiwan; Tata Electronics tiene una base en India, mientras que POSCO International opera en Corea del Sur y China a efectos de Apple. Todos estos territorios estarían sujetos a aranceles si el metal importado fuera en bruto, pero cuando los metales que utiliza Apple pasan la frontera estadounidense, ya se han convertido en otra cosa.
El arancel a productos chinos podría afectarte
Los aranceles de Trump a los metales no afectarán directamente a Apple ni a ningún otro fabricante, aunque provoquen una importante agitación en el costo del aluminio y el acero en general. No obstante, los aranceles del 10% en los productos chinos sí podrían tener un impacto directo en el precio que pagas; alrededor del 80% de los teléfonos del mundo se fabrican en China, y aunque Apple ha trasladado parte de su ensamblaje a India, millones de iPhones siguen siendo producidos por Foxconn en fábricas de Shenzhen y Zhengzhou.
Según la Consumer Technology Association (CTA), el público estadounidense será quien acabe pagando los aranceles del 10% en la telefonía china. “Los aranceles son impuestos a los consumidores estadounidenses, no a gobiernos o empresas extranjeras. Aumentar los aranceles a las importaciones de Canadá, China y México alimentará la inflación y elevará los precios de los productos tecnológicos, la fabricación de automóviles y los servicios”, explica Gary Shapiro, director general de la CTA, que está detrás de la feria anual de tecnología celebra en Las Vegas, CES.
“Los aranceles son herramientas para resolver disputas comerciales, no monedas de cambio políticas para asuntos como la inmigración o el control de drogas”. Eso explica por qué el precio de las acciones de Apple cayó un 3% tras el anuncio oficial de los aranceles a China. Pero incluso con estos aranceles en vigor, no se ha provocado una subida del 10% en los precios del iPhone estadounidense. De acuerdo con los analistas, quizá ni siquiera provoquen un aumento en septiembre, cuando se anuncien los nuevos iPhones.