
La Cámara de Diputados de México ha aprobado, en lo general y en lo particular, un proyecto de reforma constitucional que busca prohibir el cultivo de maíz transgénico y proteger las variedades nativas. La iniciativa, presentada a principios de mes por la presidenta Claudia Sheinbaum, será ahora enviada al Senado para su análisis y posible aprobación.
La propuesta contempla modificaciones a los artículos 4 y 27 de la Constitución, en materia de conservación y resguardo de los maíces nativos. Establece que el Estado debe garantizar que el cultivo de maíz en territorio nacional “sea libre de modificaciones genéticas producidas con técnicas que superen las barreras naturales de la reproducción o la recombinación, como las transgénicas”.
Si bien la reforma restringe la siembra de maíz modificado, deja abierta la posibilidad de su uso en determinadas condiciones. “Cualquier otro empleo del maíz genéticamente alterado debe ser evaluado conforme a las disposiciones legales, asegurando que no represente amenazas para la bioseguridad, la salud y el patrimonio biocultural de México y su población”, precisa el documento.
Además, para fortalecer las instituciones públicas nacionales, la iniciativa señala que las autoridades estarán obligadas a fomentar las prácticas de cultivo tradicionales con semillas nativas, mediante programas de investigación y conservación de la agrobiodiversidad
La disputa en torno al maíz transgénico
La decisión de los legisladores ha sido interpretada como una medida para reducir las tensiones con Estados Unidos, país con el que México mantiene una disputa sobre el maíz transgénico desde hace casi cinco años.
En diciembre de 2020, el expresidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto que proponía eliminar progresivamente el uso, producción, comercialización y distribución de maíz transgénico en el país. La medida generó fricciones con Estados Unidos, que en reiteradas ocasiones exigió explicaciones sobre los fundamentos científicos de la decisión.
Ante la presión estadounidense, en febrero de 2023, México modificó el decreto original para limitar la prohibición exclusivamente al consumo humano. Sin embargo, el ajuste no cumplió con las expectativas. Ese mismo año, el gobierno estadounidense solicitó la intervención del Panel de Solución de Controversias del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Como parte del proceso, Canadá se unió a las consultas sobre la restricción.
En diciembre de 2024, el Panel falló en contra de México, obligándolo a retirar la prohibición de importar variedades de maíz transgénico. El comité dictaminador concluyó que el veto carecía de sustento científico y violaba el acuerdo comercial.
La reforma aprobada ahora por la Cámara de Diputados es la respuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum a este veredicto. La presidenta envió la iniciativa al Congreso en enero, sustituyendo el decreto de su antecesor con una propuesta que mantiene la prohibición de la siembra de maíz modificado, pero sin afectar su importación.
“Esta reforma reconoce al maíz como un elemento fundamental de nuestra identidad nacional y, al mismo tiempo, prohíbe su siembra en el país, fomentando técnicas agroecológicas para garantizar que su cultivo permanezca libre de transgénicos”, declaró Sheinbaum en ese momento. El ajuste ha sido interpretado como una muestra de la disposición de México para cumplir con el T-MEC y mantener la estabilidad en la relación comercial con Estados Unidos, que ahora está en duda.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha amenazado con imponer aranceles del 25% a todas las importaciones mexicanas. Aunque su administración acordó suspender temporalmente la medida, el mandatario ha reiterado que su aplicación sigue programada para el próximo 4 de marzo. “Los aranceles avanzan según lo previsto. Hemos sido tratados injustamente por muchos países, no solo por Canadá y México”, declaró.
La reforma aprobada por los legisladores se limita a la siembra de maíz transgénico en territorio nacional y omite el tema de las importaciones. No obstante, el mercado mexicano adquiere grandes volúmenes de maíz amarillo estadounidense, utilizado para la alimentación de ganado y la producción de alimentos industrializados. La mayor parte de este grano es transgénico.
Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, entre enero y octubre del año pasado, México adquirió más de 4,700 millones de dólares en maíz procedente del país vecino. La cifra representa un crecimiento interanual de 5%.