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Las criptoélites están contratando guardaespaldas tras un violento secuestro

Según los expertos en seguridad, la forma en que los inversionistas piensan en la seguridad física ha evolucionado notoriamente, y el cambio surge a partir de las grandes cantidades de dinero que se mueven dentro de la industria, el nivel de atención pública y la comprensión de los riesgos asociados a la riqueza con divisas digitales.

“En 2013, después de que el bitcoin experimentara una subida de precio, los primeros inversionistas buscaron la protección de guardaespaldas como muestra externa de su nueva riqueza. Pensaban que quedaba bien que les vieran con un séquito y vehículos de lujo. Era exagerado”, confiesa John Moore, director de Westminster Security, una empresa de seguridad privada con sede en Londres. Esta generación de nuevos ricos en criptomonedas, a los que Moore llama ‘Bitcoin Boys’ (Chicos Bitcoin) volaban a Londres para hacer compras de lujo y pedían que la seguridad fuera máxima.

“Hoy en día, la élite de las criptomonedas prefiere pasar desapercibida siempre que sea posible, optando normalmente por guardaespaldas discretos, un reflejo de una comprensión más aguda de que ‘la riqueza atrae a los indeseables'”, asevera Moore. Añade que los Bitcoin Boys han crecido, optando por una protección discreta y encubierta.

Pocos clientes del sector de las criptomonedas requieren supervisión permanente; por lo general, contratan guardaespaldas solo cuando asisten a actos públicos o viajan al extranjero. La realidad práctica de la protección difiere de un caso a otro, y tiene que ver con la logística: mantener correspondencia con los lugares a los que los clientes planean asistir, explorar las ubicaciones con antelación, comunicarse con las fuerzas del orden y marcar a los clientes que deben moverse entre la multitud.


Jared Kushner, el presidente de la FIFA Gianni Infantino, el enviado especial de EE.UU. para Medio Oriente Steve Witkoff, Elon Musk, el ex CEO de Google Eric Schmidt y el gobernador del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita Yasir Al-Rumayyan escuchan al presidente de EE.UU., Donald Trump, durante la cumbre FII PRIORITY Miami 2025 (Future Investment Initiative) en el Faena Hotel & Forum en Miami Beach, Florida, el 19 de febrero de 2025. (Photo by ROBERTO SCHMIDT / AFP) (Photo by ROBERTO SCHMIDT/AFP via Getty Images)

Los tecnócratas del DOGE, Edward Coristine —el joven de 19 años conocido en Internet como ‘Big Balls’— y Kyle Schutt figuran como staff de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de la Infraestructura de EE UU.


Un trato de superestrella

“Estos tipos son como estrellas del rock. La gente que sigue la criptografía sabe quiénes son las principales estrellas”, compara Darrell M. Blocker, fundador de la empresa de seguridad personal DMB Consulting Services tras retirarse de una larga carrera como agente de alto rango de la CIA.

La idea general es que un guardaespaldas nunca se vea obligado a entrar en acción, sino que se adelante ante cualquier amenaza. “En raras ocasiones, si un cliente viaja a una región especialmente peligrosa, eso puede implicar poner escoltas armados y vehículos blindados, o incluso pagar a bandas y cárteles que controlan territorios concretos”, afirma Blocker.

Blocker también menciona que los responsables de seguridad hablan con la policía y con la gente que la policía querría meter a la cárcel: “Tenemos que ser capaces de hablar con ambas partes. El secuestro es un negocio, y los criminales están dispuestos a negociar… Hay honor entre ladrones”. A veces, la relación entre el guardaespaldas y el cliente se vuelve casi familiar por la proximidad en la que trabajan. En otros casos, a los clientes no les gusta la imposición que supone tener que planificar meticulosamente sus movimientos; se oponen a que se les niegue la espontaneidad. “Entregar tu vida a alguien nunca es una tarea fácil”, reflexiona Blocker.

Sin embargo, después de incidentes como el secuestro de Balland, las criptoélites se están dando cuenta de que tener un equipo de seguridad es una “incomodidad necesaria”. Al llamar la atención sobre las vulnerabilidades específicas del manejo de criptomonedas, los incidentes de alto perfil podrían tener el efecto perverso de inspirar a otros posibles extorsionadores. “Estos casos se convierten en muy sensacionalistas, pero el riesgo es que se hagan intentos de imitación”, teoriza Ryan Martin, vicepresidente de operaciones de Crisis24 Private Strategic Group, que proporciona servicios de guardaespaldas y otros servicios de seguridad.

Aunque los inversionistas se han vuelto más astutos a la hora de hacer pública su riqueza criptográfica y las organizaciones son más cautelosas sobre la forma en que almacenan cripto, las amenazas son inevitables. “Si decides ser tu propio banco, tienes que estar preparado para los riesgos”, concluye el ejecutivo criptográfico que habló anónimamente con WIRED.

Artículo originalmente publicado en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.