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OpenAI y su director ejecutivo, Sam Altman, respaldarán una nueva startup dedicada al desarrollo de interfaces cerebro-computadora basadas en inteligencia artificial (IA), según un reporte de The Financial Times. La empresa operaría bajo el nombre de Merge Labs y competiría directamente con Neuralink, la compañía de Elon Musk especializada en implantes cerebrales.
Fuentes citadas por el diario estadounidense señalan que la nueva firma busca recaudar 250 millones de dólares, con el objetivo de alcanzar una valoración de 850 millones. Las conversaciones se encuentran en una fase preliminar, aunque se sabe que la mayor parte del capital provendrá de empresas vinculadas a OpenAI.
El informe detalla que Altman no invertirá de forma personal en el proyecto, pero figurará como cofundador junto con Alex Vania, director ejecutivo de Tools for Humanity, la compañía detrás de Worldcoin, una plataforma de identificación digital mediante escaneo de iris también respaldada por Altman.
El lanzamiento de Merge Labs consolidará el interés que el líder de OpenAI ha mostrado por las interfaces cerebro-computadora desde hace años, incluso antes de la aparición de ChatGPT. En 2017, Altman publicó en su blog una reflexión sobre “la fusión” (“the merge”), concepto que inspiraría el nombre de la nueva empresa y que describe el momento en el que humanos y máquinas se integran en una sola entidad.
En aquel texto, Altman afirmaba que el proceso ya había comenzado, aunque preveía que la integración total podría darse entre 2025 y 2075. “La fusión puede adoptar muchas formas: podríamos conectar electrodos al cerebro o simplemente hacernos muy amigos de un chatbot. Creo que una fusión es probablemente el mejor escenario posible. Aunque ya está en marcha, se volverá mucho más extraña. Podemos ser el cargador biológico de la inteligencia digital y luego desaparecer como rama del árbol evolutivo, o descubrir cómo lograr una integración exitosa. Es un fracaso de la imaginación y la arrogancia humanas asumir que nunca construiremos algo más inteligente que nosotros mismos”, escribió entonces.
Hace dos meses, Altman volvió a referirse al tema en otro escrito, señalando que, aunque es difícil prever los descubrimientos de la próxima década, podría darse un salto en la solución de problemas de física de altas energías en un año a iniciar la colonización espacial al siguiente; o se podría dar un gran avance en ciencia de materiales a contar con interfaces cerebro-computadora de gran ancho de banda. “Mucha gente elegirá vivir de forma tradicional, pero al menos algunos probablemente decidan ‘conectarse’”, apuntó.
¿Una nueva disputa entre Musk y Altman a la vista?
Si bien los implantes cerebrales existen desde hace años, los recientes avances en IA y la sofisticación de componentes electrónicos capaces de captar señales neuronales los han hecho más viables y funcionales.
Neuralink ha encabezado esta nueva etapa tecnológica. Fundada por Musk en 2016, la empresa ha logrado implantar con éxito al menos un par de interfaces cerebro-computadora que han permitido a pacientes con graves lesiones cerebrales recuperar formas de comunicación.
Los progresos de la firma, que podrían ir más allá de las aplicaciones médicas, han despertado gran interés entre inversores. A inicios de este año, Neuralink recaudó cerca de 650 millones de dólares, elevando su valoración a 9,000 millones, lo que le ha permitido consolidar su liderazgo frente a competidores emergentes como Precision Neuroscience y Synchron.
Con Merge Labs, OpenAI entraría de lleno en esta competencia, en un movimiento que podría intensificar la rivalidad entre Musk y Altman. Ambos cofundaron OpenAI, pero en 2018 el también propietario de Tesla dejó la junta directiva.
Tras el lanzamiento de ChatGPT, que marcó un punto de inflexión en la adopción masiva de la IA generativa, Musk fundó en 2023 su propia empresa de inteligencia artificial, xAI, y ha emprendido acciones legales para frenar la transformación de OpenAI en una organización con fines de lucro.